Mi vida es gris...
Y blanca, amarilla, anaranjada, verde, rosada, morada y aqua. Mi vida es roja, negra, azul y fuscia.
Mi vida es colores.
Mi vida es un popurri, una ensalada de frutas, un globo gigante, un jardín...
Si la gente se enfocara menos en el gris, sería capaz de ver cuántos colores les rodean. Las muchas quejas, alejan la alegría, alejan la paz, alejan el amor.
Una vez, pasando por un tiempo de mucha tribulación, escuché una historia:
Lily era una mujer de escasos recursos. Tenía un impedimento físico, que la afectaba al caminar. Salió embarazada, la abandonaron y pese a las dificultades físicas de tener una hija y moverse con ella de un lado a otro, logró conseguir un empleo en una guardería, donde también pudo tener a su hija. Trabajó allí por años hasta que tuvieron que prescindir de sus servicios.
Solo una madre sabe lo que es estar sola, con un hijo y tratar de mantenerlo sola, de sacarlo adelante. En la guardería accedieron a mantener a la niña ayudándoles con el pago mensual. Empezaron también una colecta de comida, ropa, etc. Consiguió que le dieran un cuarto por un trabajo y unos cuantos centavos por comida. La guardería le daba a la niña su desayuno y su almuerzo... pero muchas veces su cena sería un pan o nada.
Historias como estas abundan! Existen millones de personas que no tienen que comer, otros millones sin un empleo, otros millones mas que pasan por esta vida sin amar o ser amados, agregaría otros millones a personas que viven infelices con lo que hacen, donde viven.
"La vida no es color de rosa", pero tampoco es gris. Está en nosotros ver el color de las cosas, está en nosotros ver el color de las risas, de un trabajo, el color en cada plato de comida, el color en cada amigo, amor, el color en cada acto de servicio, el color en cada niño, cada beso, cada abrazo, cada momento alegre. Esta en nosotros ver el color de los árboles, de las flores, de las nubes, del aire, de las estrellas, del sol, de los animales...
Uno escoge de que color quiere ver la vida. Uno escoge que matiz le da.
Limpiemonos los ojos, pero primero el alma.
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