martes, 23 de abril de 2013

Una mentira que te haga feliz

"Una mentira que te haga feliz, vale mas que una verdad que te amargue la vida" es la frase de una canción del cantautor Ricardo Arjona que se ha vuelto no solo una frase de uso común sino también el lema de muchas personas al mantener sus relaciones amorosas o físicas con los demás.

Una y mil mentiras que sirven de perfecta fachada para intenciones que desean verse cubiertas porque de lo contrario, perderían la oportunidad de verse satisfechas. Son las mentiras las que ayudan a engañar, o endulzar como osan llamarle, el oído de las personas que necesitan sentirse atendidas, amadas, queridas, consentidas para poder cubrir las necesidades emocionales o físicas del "mentiroso".


Existen diferentes tipos de engaños. Los engaños que comienzan desde la primera cita, donde los bien entrenados personajes estudian a su próxima víctima a detalle para descubrir que debilidad o necesidad pueden utilizar a su favor. Resulta muy fácil para estos seres entrenados analizar que pueden hacer para sacar el provecho que necesitan.

Estos personajes como anteriormente llamé se visten de trajes (en sentido figurado) diferentes, dependiendo de la "fiesta" a las que les toque asistir, vendiendo su imagen tal cual señora buscando producto de limpieza que acaba comprando el "mas bonito" o "el mas brillante" de los botes, aunque sea el que menos sirva.

Si ella es recatada, pues el también, si ella es party lover, igual lo será, si de pronto ella tiene mucho tiempo de no enamorarse, el jugará el papel adecuado para hacerle creer que es EL lo que ella busca, necesita y deseó.

Pero, el engaño sin escrúpulos mas común, tristemente, es aquel donde deciden que tu corazón es una perfecta herramienta que luego se usa como juguete para lograr lo que tanto desean. Llamesele compañía, soledad, amor de verano, sexo...lo que gusten.

Ese el tipo donde tu corazón es utilizado como yoyo de arriba a abajo, como pelota de pimpón, de un lado a otro, como trago preparado para ser batido sin cesar. Es ese donde las palabras mas sagradas de amor son utilizadas con el afán de hacerte sentir que eres capaz de entregarlo todo. Uno de los peores, porque al final, terminas entregándolo todo, a la persona equivocada.

El peor de los engaños sin embargo, peor que el mentiroso que se acerca con intenciones ocultas, peor que el engaño en 2 patas hablando palabras de amor, peor que las promesas falsas... es el propio.

El propio engaño donde nosotros buscamos encontrar cosas que no existen, ver cosas que no son, sentir cosas que, solo nosotros sentimos. El engaño propio radica que querer creer que alguien es quien nos dice ser cuando en realidad sabemos que no lo es. Es ése engaño donde queremos creer con tanto afán, que solos inventamos ideas en nuestra cabeza con los cien "pudiera" y "posiblemente esto", "posiblemente aquello".

Bien dicen que no hay peor ciego, que el que no quiere ver. El que prefiere que le digan una mentira que la haga feliz, antes de una verdad que le amargue la vida.


Algún día, tal cual Cenicienta, el "traje" se desaparece a la hora. Se va. Y los vemos tal cual son, sin sus caras mentirosas, y sus trajes falsos. Vemos la mentira, los engaños, se cae el velo que nos hacía ciegos ante todo, ante el. Nos duele, lloramos, dolemos y tomamos de esa copa amarga. Y no tomamos un sorbo nada mas. Pasamos por etapas, y de las que mas duelen "como no lo vi!", "como fui tan tonta?" y analizamos todas las maneras en que pudimos haber evitado el dolor.

Pero nada podemos hacer.

Solo sufrir.

Y sufrir.


Y levantarnos. Como siempre lo hacemos. Como siempre lo haremos. De la manera que sea, saludable o no, lo hacemos. Y la cicatriz sana, pero queda... como recordatorio de aquella historia que jamás debió pasar. Y nos hace mas fuertes. Y aprendemos.


Y vivimos.

martes, 16 de abril de 2013

Ya no se dicen mas "te amos"



Los "te amos" están en peligro de extinción. Me refiero a los verdaderos, a los que surgen cuando un "te quiero" no cubre la cantidad de amor que se siente. Los "te amos" que se dicen cuando el corazón te empuja, te obliga, porque no puede mas, porque sabe que si no lo dice a tiempo, puede que nunca pueda decirlo.

Se extinguen por su verdadero significado, porque muchos los dicen para calmar las aguas, para endulzar el oído, porque "ya es tiempo", porque todos lo dicen.

Los verdaderos "te amos" se dicen ya muy poco. Están en peligro de extinción.