domingo, 24 de noviembre de 2013

Un lugar seguro.

He pospuesto por los últimos 5 años el contar esta historia. Siempre que escribo es porque me siento inspirada a hacerlo por algo que veo o siento o pienso. Tengo varios escritos pendientes. Pero los dejaré en la cola, porque éste no puede esperar mas. Hoy vi una película y es por ésto el título de mi blog de hoy. La película me dejó este sentimiento de nuevo y aquí, tarde, aún teniéndome que levantar mañana temprano, ya no puedo más. Necesito sacar de mi ésta historia.

Yo, nací de buenos padres. Crecí toda mi vida enamorada del amor. Veía a mis padres y a pesar de ser tan distintos, se amaban y demostraban su amor constantemente. Veía amigos y pensaba "así debe de ser". Crecí con maravillosos ejemplos. Jamás vi una infidelidad, jamás vi violencia, maltrato, faltas de respeto. Crecí prácticamente es una burbuja donde el amor era verdadero, las palabras se cumplían y se hablaba de "para siempre" y "eternamente". 

A la mitad de mis 21 años había conocido todo eso que no conocía. Me tocó trabajar y conocer todo tipo de personas. Veía a mi alrededor personas siendo infieles, problemas de alcohol en parejas, faltas de respeto, vistas por los demás como algo de lo mas común. Mas no lo era para mi. No sabía que existía eso allá afuera. Pero allí estaba y era mas "normal" de lo que imaginaba. En esa misma etapa de mi vida, conocí a un hombre. A varios de hecho, pero hacía tres años me habían roto el corazón con todas esas cosas desconocidas para mi y mi corazón se había cerrado, calmado. Pero éste iba a significar mucho mas que cualquier otro.

Ese hombre y yo fuimos amigos un par de meses. Después de salir un tiempo muy corto, fue a mi casa a hablar con mis padres para poder llevar una relación formal. Así se hace usualmente en mi cultura. Nunca nadie había hecho eso. Tal vez mi papá no se mostró convencido por las diferencias religiosas entre nosotros pero aún así el le abrió la puerta y tuvimos unos increíbles tres meses. Yo le decía "usted es un novio perfecto". Me respetaba, me llevaba a su casa y su familia era maravillosa conmigo, llegaba a mi casa y era algo que yo jamás había tenido. Salíamos y nos divertíamos mucho y sanamente. Compartíamos gustos en películas. Si, estaba enamorada pero su pensar era a veces muy mediocre y conformista respecto a sueños y estudios entonces no creía que fuera a ser el, mi alma gemela. Y antes de que todo este pensamiento llegara a una conclusión sobre que hacer, descubrí que estaba embarazada. 

Ese día le llamé con la prueba en la mano y un estado de shock y el no paró de reír de nervioso. Estaba feliz, me decía. Esto no significaba lo mismo para ambos. Yo estaba a punto de desilusionar a toda mi familia, la hija de importantes lideres religiosos, a mis padres sobretodo, a mis amigos, etc... Pero siempre me criaron para hacerme responsable de mis acciones y no hubo duda que éste bebé nacería y crecería a mi lado con amor, pero el nerviosismo y el miedo eran parte de esa etapa. 

Yo nunca he creído que cuando dos personas pasan por ésto tengan que casarse. Sería lo ideal, claro. Pero no creo que si dos personas que no tienen nada en común pasan por esto, deban casarse por obligación para después vivir infelices. Por eso me tomé mi tiempo. Lo hecho, hecho estaba. No iba a ser diferente por pensarlo mas tiempo. No iba a cambiar el que me estaba casando embarazada. Una de las noches en las que le dije a mi entonces novio que no quería casarme a la carrera sino pensarlo, se fue a tomar. En toda nuestra relación jamás me hizo algo así (aunque realmente no fue mucho tiempo). No apareció toda la noche y la mañana siguiente. Tuve amenaza de aborto esa noche de la preocupación y sin dormir. Debía trabajar al día siguiente y el apareció como si nada, campante a la siguiente mañana, a pedirme perdón. Seguro allí escuchó esa canción (luego entenderán este comentario).

Decidimos casarnos. Yo no quería preguntarme después que hubiera pasado si no lo hacía. Temía que mi bebé me reclamara algún día no haberlo intentado. Salí embarazada en febrero. Me casé en junio. Fue una boda sencilla, pero con los mas cercanos. Estábamos enamorados. Teníamos que estarlo. Recuerdo sus palabras al momento de casarnos "ahora si es mía". Tontamente, pensé que era un comentario romántico y le besé. 

Empezamos nuestra vida juntos en aquel apartamento. Era sencillo, pero nuestro. Me casé al tener 4 meses de embarazo. Fue un hermoso comienzo, las primeras semanas supe que mi decisión de casarme había sido la correcta. Hasta que el decidió demostrarme lo contrario. 

Comenzó todo porque mi horario de maestra me permitía llegar temprano a la casa. Me encanta cocinar. Entonces era alegría para mi llegar a la casa a cocinar algo para mi y mi esposo. Cocinar para uno es rico, pero ver la cara de otros al disfrutar tu comida es aún mejor. Aunque fuera algo sencillo, ponía el corazón en lo que hacía. Ahora, cuando llegaba a la casa, saludaba, se sentaba, comía, platicábamos e inmediatamente al terminar, se iba con su amigo. Se iba a "echar un cigarrito", de esos que duraban hasta dos horas. Llegaba a la cama cuando ya estaba yo acostada y a dormir. A la mañana siguiente "feliz dia mi amor" y se repetía la historia toda la semana. Empezaron las fiestas con los amigos a las que "usted no puede ir porque está embarazada". Si proponía que hiciéramos algo mas la respuesta era un "no hay dinero para esas cosas, deje de portarse como que viviera como rica". Lo mas que me dejaba era ordenar alitas porque se me antojaban mucho y las comíamos en la casa. Todos los demás antojos siempre corrieron por cuenta de mis padres o hermanos. Que si todas las noches eran asi? No. Algunas noches, el volvía a mi. Era tierno y dulce. Era un va y viene. 

Poco a poco, las fiestas y salidas con los amigos empezaron a crear peleas entre nosotros. A veces terminaban con el saliendo del apartamento para ir a buscar a sus amigos, o con puñetazos en la pared y gritos. Empezó a llamarme "tonta". Yo era una "tonta". Porque no estaba a veces de acuerdo con el, me convertí en la tonta, que luego escaló a mensa, bruta, estúpida en alguna discusión. Muchas de las veces que me trató de estúpida o basura, me encerraba en el baño, lloraba dos minutos, me calmaba y recordaba que había leído que si la madre embarazada lloraba mucho, su hijo lo sentía y hasta podía ser llorón de niño, cosa que yo no quería. Estaba leyendo mucho para poder ser una gran madre para el y tener un hijo seguro de si mismo y feliz. Entonces recordaba mi apodo de "potra" que no se quién me puso y eso me hacía ver que los demás siempre me vieron como una mujer fuerte, indomable decían. "Si me vieran ahora" pensaba, pero después recordaba que lo hacia por mi hijo. Era fuerte, por el. Al secarme las lágrimas muchas veces también me dije: ésta es consecuencia a haber metido la pata con el. Aguántese. Salía del baño, no nos hablábamos y a dormir. 

Yo estaba estudiando en la universidad. Iba los sábados todo el día. Pero ese día antes de irme ponía nuestra ropa a lavar porque el jamás levantó un plato antes de que naciera mi hijo. Cuando nació pues no le quedó mucha opción que ayudar de vez en cuando. Pero a el lo criaron así. Bien atendido, bien servido. Me tocaba con mi barriga de 6 meses andar recogiendo toda la ropa que dejaba tiraba por la casa cuando se cambiaba. Tenía que revisar los dos dormitorios y el baño y agacharme cada vez que encontraba algo así. Los pantalones aun parados de cuando se los quitaba el día anterior. Hasta que un día le dije que me dolía estar haciendo eso y que si la ropa no estaba en el lugar correcto simplemente no se lavaba. Al verme que ya iba a lavar, entonces corría a recoger toda su ropa por todos lados a ponerla en el traste. 

Mis zapatos estaban resultando un poco incómodos. Mis pies se hincharon un poquito o tenía que trabajar de pie y no eran tan cómodos con mi panza ya tan grande. Yo he calzado lo mismo desde mis 19 años entonces para mis ya 22 años cumplidos, tres de ellos soltera y trabajando, había acumulado 37 pares de zapatos. Si, el me los contó. Porque no me iba a permitir comprar un nuevo par de zapatos con el dinero que yo hacía en mi trabajo porque tenía demasiados. Algunos eran tacones, otros no eran cómodos, etc. Me dijo que si quería un nuevo par, tenía que vender tres de los que ya tenía. Pensé que bromeaba y me reí. No bromeaba. Me compré un par de zapatos con una amiga que vendía en el colegio y le tuve que decir que me los habían regalado. Usé demasiado tiempo ésos zapatos. Me "permitió" comprar muy poca ropa de embarazada. Los mismos  pantalones entre semana y los dos mismos pescadores para la universidad los sábados. Realmente, no me sentí nunca una embarazada preciosa. Aunque mi panza era linda, mi ropa no era adecuada.

Hubo un momento de luz. Conocimos a nuestro hijo por medio de un ultrasonido 4D. El se enamoró de su bebé. Aún cuando incontables veces borracho me llamó "puta" y que "ese hijo seguramente ni de el era" porque yo era una "maldita puta". Luego venían los dos días sin hablar, el día de llevarme algo o de tratarme como princesa hasta la próxima salida con sus amigos a emborracharse. Pero ese ultrasonido, me dio unas semanas de paz y amor.

Una mañana, arreglándome para ir a la universidad, me maquillaba en el cuarto que sería del bebé. El entró al cuarto, con mi estómago de 7 meses de embarazo y me dijo "para que se arregla tanto para ir a la universidad? Va a ir a putear?" Desde mi relación con el la relación con mis amigos se desvaneció. Lo vi normal al principio porque de novios era yo quien escogía con quien estar y si salía con mis amigas a comer nada mas, el jamás se mostraba molesto. Hasta ofrecía llevarme o traerme. Entonces, decirme que iba a putear después de que mi vida se la había entregado a el?  Me sentí tan humillada e irrespetada, pero ese sentimiento empezaba a hacer callo. Llega un punto donde solamente lo adormeces. Tratas de ignorarlo... algo. Pero no podes llorar todo el tiempo.

Su familia era maravillosa conmigo. Pero aún enfrente de ellos hacía comentarios irrespetuosos. Nadie decía nada. Solo hacían como que no habían escuchado. Recuerdo una vez en la que nos reunimos para un almuerzo especial. Yo vivía en el segundo nivel de la casa de sus padres, entonces éramos parte de los anfitriones. El me preguntó "mire, allá arriba hay arroz?" y yo le contesté que si. A los 5 minutos bajó y me dijo "no hay arroz allá" y le dije que había en la alacena. Enfrente de toda su familia el, me levantó la voz y me dijo "Arroz cocido! Para que chingados le voy a estar pidiendo arroz sin cocer? Como es de bruta!". Recuerdo levantar la cara para ver a la familia y ellos, fingiendo no escuchar para no meterse, no dijeron nada. Allí supe que estaba completamente sola en esto. Fui a seguir cocinando la carne y pretender que el humo me sacaba lágrimas, pero que estaba bien. 

Iba por 8 meses de embarazo ya. Tenía la esperanza que al nacer el bebé el fuera a cambiar. Las noches de fiesta seguían, los días de remordimiento también y yo escribía. Tenía un cuaderno y le escribía a mi mejor amigo. Como que fuera a el quien le contara todo lo que me estaba pasando. Con el tiempo, lo rompí. No soportaba leer lo que allí decía. Ahora me arrepiento. 

Una de esos días discutimos. Nuestro comedor no era comedor realmente, era una mesa con sillas de plástico. Preferíamos estar preparados para el bebé. No recuerdo ni sobre que discutimos esa tarde. Yo estaba caminando del cuarto al baño cuando de repente el tiró todo lo que esta en la mesa en un arranque. Yo no tengo un carácter dócil, pero solo los realmente cerca de mi saben cuánto me callé para no pelear y a pesar de defender mis puntos de vista, el no querer pelear porque estaba embarazada y no buscar enojarme demasiado, no decía todo lo que realmente quería. Ese día seguramente le contesté que estaba loco por haber tirado los objetos de la mesa. Al decir esto yo, estaba entrando al baño cuando vi que me lanzó una silla. Una de esas sillas de plástico que se usan para eventos. No pude ni reaccionar. Cuando levanté la vista la silla ya venía hacia mi. Gracias a Dios, el marco de la puerta la detuvo justo antes de que me golpeara en la panza, de 8 meses de mi hijo. Me quedé en shock. Cerré la puerta y por milésima vez me eché a llorar. 

Quise dejarlo pero su papá a quien yo amaba tanto me pidió con lágrimas en los ojos que no lo dejara. Que el tenía un carácter "chingado" pero que era bueno. Que mucho era de lo que vivió de pequeño. Me quedé.

Una de ésas noches nada más, llegué a la casa de mis padres a dormir. Necesitaba algo de paz. No recuerdo que excusa les di para quedarme porque vivía solo a dos cuadras, pero seguramente no me la creyeron. Ellos nunca supieron lo que pasaba. Pero tal vez sospechaban que algo andaba mal. No lo sé. Este es un tema doloroso para todos y prefiero no tocarlo. Todo esto lo sabía únicamente una persona, a mi mejor amigo a quien le escribía en aquel cuaderno viejo, pero que nunca leyó lo que le escribí. Ese cuaderno lo sabía nada mas. A veces, muy pocas, le comenté a mi cuñada alguna cosita para que le hablara, y lo hacía. 

Nunca salíamos. No me llevaba a comer, ni salíamos a hacer nada. Los días que tenía feriado en la casa era para que le cocinara comida que le gustaba y recordarme que cuando el estaba en la casa, yo no tenía derecho a manejar el control de la TV. "Usted puede ver lo que se le de la gana cuando yo no esté. Cuando yo estoy, usted puede ver lo que yo, o a vaya a ver que hace". Era tan humillante que me dijera eso. Cuando se compró una nueva TV y puse la vieja en el otro cuarto para ésos feriados o fines de semana con él, me prohibió encenderla porque gastaba demasiada energía eléctrica. Literalmente solo veía TV cuando el no estaba, porque solo así podía. De lo contrario no me era permitido ver nada y pasaba los feriados viéndolo todo el dia en la cama viendo TV mientras yo leía o algo. Ya no quería que tuviera feriados.

Nada de lo que yo hacía estaba bien. Todo estaba mal. O al menos eso era lo que el decía. Yo solo era buena para la comida y la cama.

 Al acercarse el tiempo de dar a luz, el regresó a mi. Se portó dulce y bueno. Se acercaba octubre y al fin, después de tanta espera, nació mi hijo. Tuve un maravilloso esposo por casi un mes. Era otro. Era mi novio perfecto de nuevo. Lucía con orgullo a "su machito" y les contaba a todos las historias de como iba a ser una "ladies man". No ayudaba en la noche, cambiaba pañales de vez en cuando y me decía que callara al bebe porque tenia que trabajar. Lo sostenía unos diez minutos en la noche y me decía "ahorita es su hijo, la necesita, cuando tenga unos 4 o 5 ya ni va a querer estar con usted, solo con su tata". Pasado ese mes, empezaron los convivios navideños, lo que para el significaría parranda cada dos días y para mi, el fin de nuestro matrimonio.

A los 6 días de nacido dijo tuvo que quedarse internado en el hospital por ictericia. Debido a esto yo pasé dos días sin que mi bebé estimulara mis pechos y perdí mucha leche. De esos días en adelante mi leche nunca volvió tan abundante. Mi "querido" esposo tomó eso el resto del tiempo que amamanté, que no fue mucho, para reprocharme que no servía ni como mujer por no tener suficiente leche para poder alimentar a mi hijo. Esos comentarios dolorosos no son los que un esposo debería decir. Pero para este momento yo ya no sabía con quién vivía.

Las noches después de ese maravilloso mes se resumían en dormir a mi bebé, luego no poder dormir porque el no llegaba, esperarlo... Cuando al fin llegaba, y lograba dormir, roncaba de borracho. Muchas noches puse un sleeping bag en el otro cuarto y dormía el o yo allí. La mayoría de veces el,  porque en nuestro cuarto estaba el bebé. Los gritos seguían, las humillaciones frente a sus amigos, por teléfono de bolo aún mas. 

Me pidió que renunciara a mi trabajo. Yo moría por cuidar a mi bebé pero temía lo que esto representaría económicamente. Aún así renuncié. Claro, tuve que escuchar innumerables veces que si decidía seguir trabajando era una porquería de madre porque prefería el dinero a estar con mi bebé. Accedí después de que prometiera pagarme la universidad ese año porque no podía dejarla.

 Mi jefa era excelente conmigo y me dijo que mi trabajo estaría esperándome cuando decidiera regresar. Le dije que me tomaría un año. Me dieron mis prestaciones y las usé para comprar los regalos navideños. Su familia tiene una tradición muy linda de darles regalo a todos los miembros de la familia, uno por familia. Fueron muchos regalos. Allí se fue casi todo mi dinero y en la navidad. Yo ya estaba pensando en dejarlo. No podía vivir una vida así. Una noche, después de haberme dicho muchas veces que el niño fuera la iglesia conmigo cada domingo, me dijo que si el niño vivía en SU casa, se iba a ir a donde el dijera, aunque el ni practicara ni asistiera a su iglesia. Me explicó que si quería que el niño se criara bajo mis principios, mejor me largara. 

No podía dejarlo en la navidad, no solo por lo que la fecha representa sino porque yo amaba a su familia y no deseaba hacerles eso y mi familia viajó a mi país para las fiestas. No pude ir con ellos porque el doctor me recomendó no hacerlo. No iba a quedarme en la casa de mis padres sola todas las fiestas.

Después de tanta fiesta, tantas llamadas para decirme "estúpida, puta, desgraciada.. etc" yo tenía una nueva fuerza: mi hijo. Empecé a ponerme de pie y a defender mis puntos de vista. Recuerdo una de esas llamadas y el me dijo algo como "yo llego a la hora que se me pegue la p**a gana y hago lo que quiera. y déjeme de chingar porque me puedo ir a hacer m**da" y en mi cólera y dolor le respondí "ojalá, así ya ni siquiera llega acá y esto se acaba de una vez por todas". Creo que esa noche se dió cuenta que yo ya no podía mas. Eso, mas las humillaciones, mas los cigarritos todas las noches con los amigos, mas los mensajes extraños de una mujer "compañera de trabajo" fue mi diciembre.  

En enero llegó la hora inscribirme a la universidad. Al decirle que debíamos hacerlo su respuesta fue "está loca? le voy a pagar la U para que igual me deje?". Mis padres me pagaron la inscripción esa vez. Dejé de trabajar entonces no tenía dinero, mas que los 20 quetzales (2.50 dólares) diarios porque con eso era suficiente. La tercera semana de enero le dije que ya no podía mas. Que lo dejaría. Me dijo que la tercera era la vencida y que ahora si iba a cambiar. Que lo perdonara. Ya en dos ocasiones anteriores me había hecho la misma promesa falsa. Esa semana y la otra dejó de dejar dinero para el almuerzo. Yo todavía amamantaba a mi hijo. En una pelea me dijo que viera como me hartaba. Entonces por esas dos semanas, visitaba casualmente a mis papás o a mis suegros a la hora del almuerzo, obviamente siempre me ofrecían comer. Me sentía peor que un perro callejero. Ellos nunca lo supieron. Nunca supieron que cuando llegaba a su casa era porque no tenía que comer. Porque mi esposo no me dejaba dinero para comprar la carne o el pollo o las verduras de la comida. Porque el si pagaba su almuerzo en la calle pero yo no me merecía comer. Para mi no había. De todas las humillaciones que me hizo, para mi, esta fue una de las peores. Jamás pensé que alguien podía hacerle esto a la persona que decía amar. 

Y como era de esperarse, esa última oportunidad, la perdió. Una noche, para ser exacta, un 29 de enero, llegó a la casa después de irse de fiesta. Me dijo que vendría del trabajo pero me llamó diciéndome que un ratito mas y un ratito mas. Mi bebé de tres meses estaba en su cuna y yo como siempre sin poder dormir. Admito que no llegó a las 3 am como usualmente lo hacía. Yo ya había visto que borraba mensajes y llamadas de la mujer de su trabajo. Ya no confiaba en nada de lo que decía. Varias veces descubrí que me decía estar en un lugar y estaba en otro. Esta noche no fue la excepción. Había soportado ya mucho, en mi opinión. "No me ha pegado todavía, solo me empuja o da jalones"  me decía yo. Llegó a la media noche. Yo tenía mucho miedo estando sola, no se por qué. 

Esa noche, entró a la casa. Quiso hablar conmigo y solo le dije que por favor no ahora. Que me dejara dormir porque ahora que el había llegado podía dormirme tranquila. Al fin podía dormir y el agotamiento después de un bebé y las horas de sueño que uno pierde es pesado. Solo quería dormir. Pero el no me dejaba. Me quería explicar y decirme como por su amigo allá, por su amigo acá se había tenido que quedar hasta mas tarde con ellos, pero que entendiera que había hecho todo lo posible. Yo no quería nada. Solo dormir. Se molestó al ver que no quería escucharle. Me gritó "usted me escucha porque es su p**a obligación porque es MI mujer y para eso está". Me agarró del brazo y me acercó a el. Intenté que me soltara pero fue imposible. El es un hombre muy fuerte. Siempre sentí que era muy fuerte a comparación de otros. Me alejé como pude y le dije que por favor no me lastimara. Quise correr a la puerta de la sala y el se puso en el camino y me empujaba cada vez que intentaba acercarme. No tenía escapatoria. Sus padres no estaban en casa esa noche porque la hermana se su papá había muerto y estaban en el velorio. Ni siquiera iban a regresar pronto. Empecé a llorar, a gritar. Me tiró en la cama y me retaba a soltarme. Grité lo mas que pude aún sabiendo que mi bebé estaba allí. Quería que los vecinos me escucharan, que alguien hiciera algo. Le gritaba que no me lastimara. Corrí de una lado a otro queriéndome alejar de el y todo fue en vano. Me tiró a la cama y me tomó de los brazos muy fuerte. Por un segundo hasta temí por mi hijo. Dejó de maltratarme porque me calmé, dejé de llorar y gritar como el quería y me soltó. En ese momento vi que mi bebé tenía sus ojitos abiertos y asustados. Corrí y lo tomé en mis brazos. No lo creía capaz de lastimarme con su hijo en brazos.

Después de tomar al bebé se alejó de mi y fue a gritar algo a la sala. Regresó al cuarto, yo acostada con mi hijo encima de mi pecho tratando de que se le pasara el susto, cuando el se acercó a mi y me dijo algo que hasta ahora, 5 años después retumba de vez en cuando en mi mente y aún no soy capaz de contar sin llorar: "agradezca que tiene a mi hijo en brazos, sino la vergueo tremenda hija de la gran puta". 

Eso fue todo. Allí muríó una parte de mi. Solo vi al techo y pensé en un mes mas con el, los años con el, mi hijo aprendiendo de sus gritos, mi hijo mal tratándome por ver como su papa lo hacia, mi hijo llorando del susto de escuchar los gritos, mi hijo sin tener un padre en la casa porque pasaba en fiesta... El bajó a la casa de sus padres y pasó allí la noche. No podía llamar a nadie. No tenía ni un minuto para llamar de mi celular porque ahora el me ponía los minutos. Nunca se me ocurrió llamar a la policía. Simplemente no pude pensar. Era demasiado tarde para salir de la casa. Solo dormí. Lo que quedaba de la noche, de mis lágrimas y de mi dolor se fueron con Morfeo esa noche.

A la mañana siguiente, un sábado, preparé una pañalera, puse todo lo que necesitaría por el día y tomé a mi bebe en brazos y con mucho silencio y cuidado salí de la casa. Caminé a la casa de mis padres. Llegúe y por primera vez, les conté lo que pasaba. Recuerdo a mi papi decir "Yo que desde pequeña te traté como una princesa, para que un hombre cualquiera venga a tratarte como un animal". Sus palabras estaban llenas de dolor. Se aseguró que yo estuviera firme en mi decisión y fui al juzgado de familia. No me atreví a ponerle una medida de seguridad porque me dio lástima hacerle eso y que no viera al nene. Porque aunque no pasara mayor tiempo con el, sabía que le amaba. Hasta ahora no se si fue la mejor decisión. Solo quería irme de allí. Esa misma tarde, regresé al apartamento, con un camión, aprovechando que no habría suegros a quien tener que darles explicaciones y saqué todo lo que era mío. Y la cama y la estufa. Las iba a necesitar. El tenía su cama de soltero. Me rogó con lágrimas que no lo dejara y yo en las mismas le dije que lo amaba pero que no podía mas. Que me había lastimado demasiado y que no quería eso para el resto de mi vida. 

Y se acabó. O por lo menos eso pensé. Por el siguiente año me hacía promesas, me pedía que volviéramos o salíamos juntos para ver si el realmente había cambiado. Una vez vino a visitarme un amigo, que acababa de conocer y era realmente solo mi amigo. Mi ex cuidaba al bebé los sábados porque yo debía ir a la universidad todo el día y mi familia trabajaba. Vio el carro de mi amigo afuera de la casa esa tarde. Desde de la calle me gritó que era una porquería de mamá por que prefería andar "cogiendo" con hombres en vez de estar con mi hijo. Fue una de las peores vergüenzas de mi vida. 

Esa fue la primera vez que mi papá se metió. Le llamó y le dijo que no volviera a hacer esos escándalos en la casa o hablarme así. Otras veces me llamaba con cinismo contándome que tenia hambre porque estaba fingiendo estar destrozado en la casa pero que devoraba lo que veía en el trabajo. Todo con tal de poner a su familia en mi contra para que no lo culparan por nuestra separación. Si de pronto se peleaba conmigo me decía "allí mira que hace con el bebe hoy que  vaya a la U" y así era, tenia que ver que hacia. Varias veces me lo lleve a clases y mis maestras muy lindas y comprensivas aceptaban que estuviera allí. Pero en su casa decía que yo no le había querido llevar a su bebe. Obviamente, logró lo que quería. Su familia no me quiso mas.

Las humillaciones no se acabaron. Todavía el año pasado tiraba sus comentarios abusivos, humillantes. El dolor? Ese hizo que lastimara  a otros en el camino. Estaba tan acostumbrada al maltrato que una caricia me ofendía. Estuve sola por dos años. Sola. Era un ir y venir de el, hasta que me propuso matrimonio de nuevo mientras ya tenía una novia formal de meses. Le dije a su novia y con eso se calmó un poco. Ahora ellos están juntos y la molestadera es menos. Cada tres meses el patrón es venirme a pedir "recordar viejos tiempos". Aunque nunca se le de, el lo intenta. 

Un día le pregunté que porque me rogaba tanto si me había tenido y me había hecho tanto daño. Me confesó que cuando yo no quise casarme inmediatamente como el lo quería, había lastimado su corazón pero mas su ego. Un día sentado pensando en esto había escuchado una canción ranchera (que un día me enseñó y no pude dejar de llorar) donde le decía a la mujer que le daría una cama de piedras, para ver si merecía una cama de plumas, o algo así. O sea, a raíz de esa canción, el había decidido tratarme de la peor manera que pudiera por un año y si yo aguantaba un año, el después seria bueno conmigo otra vez. Todo, por una canción. Yo le aguanté 7 meses.

Que si lo he perdonado? A veces creo que ya me liberé. Pero cuando hace algo siquiera parecido a lo que hacia o decía, me doy cuenta que la semilla del dolor y el rencor esta allí. No lo pienso regularmente. Pero veo una película, como la de hoy, y a veces es difícil no llorar. Oro y le pido a Dios que me sane y de paz y que el ya no tenga el poder de enojarme o lastimarme. Que si mi hijo sabe algo de esto? Ahora me pregunta que pasó entre su papá y yo. Le digo que no funcionamos. Me preguntó si su papá me había lastimado y no quise mentirle, pero tampoco explicarle. Solo dije: no me trato muy bien. Te pegaba mami? No, hijo. No me pegó. Que si lo he superado? Conocí un par de firmas malísimas (hombres que me invitaron a salir). Dejé de comunicar mis sentimientos y pensamientos porque el los había invalidado. Creí que cada persona que se me acercaba me querría solo para acostarse conmigo, como el me lo había dicho que hacían con las madres solteras. Creí que estaba muy gorda, muy fea, muy demacrada, muy vieja porque eso me decía el para que no saliera con nadie. Si escuchaba a alguien levantar la voz inmediatamente me bloqueaba, me daba la vuelta y me iba porque tenía miedo. Si alguien me pedía servirle algo sentía que me estaba tratando como su sirvienta, aunque solo me hubiera pedido un favor. Deje de acariciar, abrazar, el único contacto físico que quería era el de mi hijo. Por los siguientes años conté mi historia llena de lágrimas. Me propuse que ésta historia debía ser contada para que todas esas mujeres que se encontraban en una situación similar o estuvieran a punto de embarcarse en una, pudieran aprender de ella y salvarlas. Pero para eso, debía contarla. Empecé a ir a terapia también y el año pasado fui capaz de contar partes de ella a mi grupo de la universidad sin derramar tantas lágrimas. Increíblemente, hay muchas mujeres allá afuera que están pasando por alguna situación de maltrato. 

 Luego conocí a alguien. Y me enamoré al fin, esta vez de un buen hombre. El me sanó poco a poco el corazón, la mente. Fueron 6 meses de recordarme que es lo que me merezco, de que mis pensamientos y sentimientos si son válidos y merecen ser escuchados y tomados en cuenta. Que comunicar lo que deseo puede llevar a cambios positivos en una relación. Que valgo no solo por como me veo pero porque tengo virtudes y cualidades que son capaces de llenar a alguien mas. Me enseñó a no darme la vuelta e irme a la primera discusión, que pelear es normal pero hay que saber hacerlo. Me enseñó que no estar allí conmigo no significaba que estaba con alguien mas. Me recordó lo que se siente ser verdaderamente amado, cuidado. Que alguien ponga de vez en  cuando mis intereses sobre los suyos. Me hizo sentir hermosa. Me recordó lo que se siente se respetado, que confíen en mi, que no me cuestionen por cosas de su imaginación. Me recordó que soy de inmenso valor. Me devolvió la paz y el corazón. Derritió las partes frías de estaban allí adentro y con muchísima paciencia me quitó la capas y paredes que me defendían. Que si estoy con el? No. No se pudo pero la experiencia valió toda la pena. Que si estoy perfectamente bien y curada del maltrato? No. Todavía no. Es un proceso. Solo que dio pasos agigantados con toda su ayuda. Pero voy por buen camino. 

He leído mucho, he escuchado hermosos discursos dedicados a la mujer. La esperanza está haciendo su caminito de luz. Veo historias que hacen que vuelva a creer. Que algún día, cuando menos lo espere, encontraré al fin, mi Safe Haven, mi refugio seguro. Si, ésa fue la película.

Ojalá muchas mujeres como yo, no se vean desvanecerse por una situación así. Ojalá algún día pueda yo trabajar con mujeres víctimas de maltrato para ayudarlas a salir de allí y devolverles su vida. Ojalá pueda siquiera con este pequeño blog, llegar al corazón de alguna y recordarle que si se puede. Si se puede estar mejor. 

Dulces sueños, princesas. Allá afuera, hay un lugar seguro para nosotras y nuestros hijos. Solo confiemos.

Violencia contra la mujer no es solo golpes.