lunes, 15 de junio de 2015

Realmente no estoy tan sola

Llevo mucho tiempo sola. 

Y no me refiero a la soledad esa que te hace sentir vacía, sino al tipo de la "no compañía". Y el problema no es que esté sola, o me sienta sola... El problema es que me gusta.

De pronto en la vida no ando en busca de eso que antes me hacía tanta falta. Anhelaba un amor, de esos que duran por siempre. Quizá mi idea del amor no ha cambiado, sigo creyendo que si algún día llega a mi vida tiene que ser de esos que duran toda la vida con una sonrisa dibujada en el rostro.

Últimamente los amigos se ven menos, las comidas se disfrutan con dos o tres personas importantes y la vida se siente en paz sin tantas personas a mi alrededor. Siempre fui muy privada con mi espacio, tal vez de ser igual de privada con mis palabras. Pero eso ya no importa. Siento que estoy en un punto que los que quieren, están y los que no, ya se han ido. Y no los recuerdo mas.

De cierta manera el estar sola me hace sentir libre. Puede que el susto de ver las tantas complicaciones en relaciones que conozco me tenga alejada de todo. No tengo con quien pelear, con quien discutir que hacemos el fin de semana o a que evento vamos, no tengo alguien con quien reportarme, ni a quien deberle explicaciones. Si quiero compartir algo solo voy y se lo cuento a gente que me importa. Si quiero salir a comer, llamó a alguien y salgo, incluso disfruto comer sola, conmigo. 

Será la edad? Tuve que esperar una buena cantidad de años para poder llevar este tipo de relación conmigo. Y ahora nos preocupa que alguien pueda dañar esa paz.

He llegado a preocuparme levemente por el hecho de no querer salir en citas, con nadie. Tengo una fila de fechas pospuestas para salir. No mantengo contacto con todos esos prospectos y tampoco me hace falta.

No se de que trate esta nueva etapa, pero me estoy llevando muy bien con ella. 

jueves, 26 de marzo de 2015

En tan solo una noche

Esta es una de esas historias cortas.

Hace poco lei una frase que decia algo asi como "muchas personas aparecen en tu vida por temporadas para darte alegría, un poco de paz y aventura, nada mas".

Y de eso se trata esta historia corta.

Hace un mes ya, conocí a un hombre con el que había estado hablando por unas semanas. El me contactó por medio de ese sitio web en el que estaba inscrita porque estaría viajando pronto a mi país y quería conocer personas. Ya había estado aquí anteriormente, conoció a alguna mujer de temporada y supongo que andaba en busca de otra. Pues me encontró a mi.

Después de platicar y el mostrar un interés fuerte en conocerme, nos reunimos en un bar el mismo día que vino. Era un lunes y fue tanta la química que nos encontró la madrugada. Al final de esa noche, me besó. Nunca beso en la primera cita, pero esta no era una cita. Lo sabía. Y me gustaba el, mucho. Pero cuando me besó, fue de esas explosiones deliciosas de deseo, pasión y química... mas que sexual, un calorcito en el corazón.

Hablamos sin parar los dias que se fue al interior del país por trabajo. Ambos estábamos de acuerdo en que tendríamos que volvernos a ver. Entonces, el jueves que regresó, hicimos planes juntos. Fuimos a bailar, de lugar en lugar, y no podíamos mantener nuestras bocas separadas. Bailamos de todo un poco y era como si dos cuerpos encontraran su pieza perdida. Explosión total. Sus manos tocandome todo el tiempo y sus besos haciendome sonreir. Reimos, platicamos, bailamos, nos besamos sin saciedad.

Entrada la madrugada nos fuimos a su hotel. Seguimos besándonos y acariciándonos sin mas. Una noche deliciosa. A la mañana siguiente, cuando podría esperarse aquella actitud distante y confundida, no pasó nada. Cómodamente me senté sobre sus piernas viendo hacia su cara y platicamos, nos reimos y seguimos besándonos sin parar. Fueron mas los besos que el hambre.

Su vuelo salía en unas horas. Nos despedimos empapados de ganas de volvernos a ver.

Hasta el próximo viaje, amor pasajero.

"Some people come into your life for a lifetime, and some come for a season. Never mix seasonal people with lifetime expectations".

Es fácil decirlo, pero las ganas que tengo necesitan de otra estación, con el. Para el.


lunes, 29 de diciembre de 2014

Happy endings?

Maybe I don't believe in happy endings anymore. Maybe now, I'm just ok with the story. 

Maybe for now I have stopped believing a good story must have a movie ending. Stuff just doesn't happen like that. We either lack the chemistry, the love, the time or space, the will. For different reasons my stories have always ended. I mean, they all end. But mine end before it even felt like they started, I get the taste, I enjoy the first months and then bam! Circumstances make us end it. It's been a long time since I had a relationship that ended because we wanted to. It was more because we had to and probably didnt feel like fighting against the situation.

You'll know when it's worth it, people say. Yeah? Well, Id like to know the recipe. Because my problem still remains in not being able to trust someone to the point of feeling like it's worth putting my feelings out there and risk it. I have trusted, but they have gone out their way to show me I can and should love them back. It's taken time. It's been worth it in one or two occasions. 

Maybe I'm so used to quick endings that now I care a lot more about the events that got us to the point of being together. "The quest" is the part that gets me more excited, the getting to know each other and liking what we see, the butterflies and magic powder all over the place. Three months later you're over that stage and even when you still feel a whole zoo in your belly when he kisses you, this is when the real deal starts. I've always thought that when you're past the three first months of a relationship, you're good to go. People have discussed and disagreed, maybe even fought, showing their true nature. If even after all these you're still sticking together, you made it, at least for the next year. 

Maybe, just maybe, a part of me doesn't believe I'll get the happy ending. So I will rather collect short love stories that make me feel something, anything. 

Maybe there isn't such thing as the first kiss butterflies, the constant hanging out with no fighting, the free drama relationship, the 0 jealousy and the forever smile in your face caused by his good morning messages you never asked for but he still does and you secretly love. Oh the good morning messages! Those can make my day and light up my face. Who does that anyway? He did. Every single morning, even when he knew he would see me in 45 minutes. He did. Another short story to treasure.

The holding hands, laughing at everything, making each other so secure that you love him or her that he/she will never feel threaten by someone else, someone who makes you feel like you're  the only girl in the world, and you make him feel the same way. That to me, is the most important thing. Maybe I'm too stupidly faithful and no one really does that anymore. Ha! To the point I'll stop seeing or talking to anyone else from date two if I believe he is worth it. I like being fair and honest, and that includes closing doors to others while I figure out this one man I like.  

I guess what I'm saying in all this verbal diarrhea is that a happy ending to me is brought by pure feelings, pure, honest and sincere feelings, then love. And I feel like many, too many people out there have stopped believing in them, and therefore feeling them. And since no one goes into a relationship with the pureness of their heart, love comes harder, not natural. Endings come easier, faster. When "endings" should be happy, they end up being what makes you not want to even start this all over again. Ever.

Maybe I have settled for love stories, and have stopped expecting happy endings. Maybe it's easier. Maybe it's better. Maybe that's it. 

martes, 4 de noviembre de 2014

Sin mas



Existen palabras que no necesitan de mucha explicación. 

Y estas son de esas palabras.


Te amo.


Así de simple y sencillo. 

Sin mas. 

miércoles, 29 de octubre de 2014

Te vas o te quedás

Te vas o te quedás pero no las dos.

Decirme un día que me extrañas, recordar todo eso que vivimos, hacerme sentir que estas allí, de nuevo, muriendo por mi. Los paseos, las risas, el replay de conversaciones una y otra vez, la innegable química y los recuerdos mas dulces... Es allí que te quedas.

Y de repente, no se nada de vos. Te vas y me abandonas. Espero tu regreso solo hasta que olvido a quien le estoy haciendo tiempo. Y te vas. Y no estás. Ni vos ni tu recuerdo.

Pero eso es solo hasta que empezás a querer meterte de nuevo en mi mente. Y silenciosamente vas y sin respetar mi espacio y el tiempo  que llevo tratando de olvidarte, decidís colarte también en mi corazón.

Y no es justo. Porque quiero que te quedés, quiero que nunca mas volvás a irte.
Y te vas. De todos modos te vas.

Me dejas los recuerdos, las sonrisas, las canciones, los momentos...


Me dejas el amor.

Solo mientras decidís regresar, para irte de nuevo.

Así no se puede. Te vas o te quedás!





sábado, 25 de octubre de 2014

Recuerdos silentes

Llega el punto donde los recuerdos dejan de ser tan intensos, y se reproducen en tu mente pero en mute. Y lo único que queda, son las imágenes.

Ya llegué a ese punto. Veo las imágenes, los videos. Pero ya no recuerdo las palabras exactas, las conversaciones. Todo se ve en silencio.

Te estás yendo. 

Y no se si me gusta.

jueves, 2 de octubre de 2014

El papel de idiota

La soledad puede ser traicionera. Y las personas aún mas.

Muchas veces entramos en etapas donde la soledad es tal que nos volvemos vulnerables a caer de nuevo en trampas, mentiras, ideas que confundimos con amor.

Nuestra mente busca tanto creer y nuestro corazón sentir, que el sexto sentido aquel, el radar que te ayudaba a identificar las falsedades en las palabras de otros deja de funcionar al cien por ciento.

 Y es entonces cuando mas en peligro estamos de caer en un precipicio del que luego cuesta salir. Se nos olvida que las miradas tiernas, las palabras dulces y las caricias que gritan necesitarte son fáciles de fingir. Dejamos a un lado la cabeza y le decimos al alma que vamos bien. Y no es cierto.

Luego, en un abrir y cerrar de ojos, te ves cayendo. Cuando sabes que nada de lo que pasó fue realmente verdadero, ya es muy tarde. Has caído en el hueco. Puede que el abismo esta vez no sea muy profundo y escalar de regreso a la cima sea fácil, pero no deja de doler. Las marcas en el camino mientras subís, esas quedan.

Tal como quedaron sus mentiras y falsas promesas.

Es hora ya de encender el radar y olvidarme del corazón por un tiempo...

... y dejar de hacer el papel de idiota.


martes, 27 de mayo de 2014

Ya no te creo

Es difícil volver a creer. A pesar de ser una pro-amor, es tan dificil dejar de lado el dolor que ya has sufrido. Sabiendo que estuviste a punto de creer en todo pero no valió la pena, igual se terminó.

No se si sea la edad o es que mi corazón está cansando o mi mente se ha quedado sin fe.
Pero considerar volver a pasar por esto, el cortejo, el romance, las discusiones, el amor, no es del todo fácil. Se requiere de una buena reserva de fe, como cuando has saltado de un bungee y sabes que todo estará bien porque lo has hecho antes y el "rush" es emocionante y vale la pena, pero existe el pequeño riesgo, siempre ese pequeño riesgo de morir. Algo puede salir mal, lo has visto antes, el riesgo puede o no valer la pena.

No, no me alejo. Es solo que ya tantas veces he alejado y se han alejado de mi, que no quiero mas.

Solo acercate si estas aquí para quedarte. Porque tengo miedo, mucho miedo.


Me he vuelto una cobarde, queriendo ir a lo seguro cuando lo seguro no existe.

Una completa cobarde.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Sexo, pudor y lágrimas

La aventura, la adrenalina que fluye cuando haces ese primer contacto. Una parada en la esquina del bar y el otro sentado en la barra. Una simple mirada te deja atrapada para el resto de la noche. Las mil y una ideas para acercarte a ese desconocido que en una nada se ha vuelto un reto, un mariposeo. Cada minuto es una eterna espera para que encuentre el la manera de acercarse o dar tu ese paso que no se apresura el otro a dar.

Una mirada, una plática, un trago, varios tragos, una mano en la cintura, la otra en su pecho, un baile erótico y la noche va marcando su propio ritmo. De pronto un beso, disfrazado de un tierno beso romántico pero que por dentro pide fuego. Y ese fuego se hace presente. Ese beso quiere mas, grita con las manos deseo y pasión. El bar, la música y la gente han desaparecido y solo son dos bocas, dos pasiones, dos sexos sedientos por conocerse.

Con pena algunas veces, sin pena en otras, los dos amantes de esa noche encuentran el lugar que está pronto a ser testigo de lo que pasa cuando se le da al deseo rienda suelta.

La ropa no se quita, se arranca. Los besos ya no tienen un rastro de corazón, es pura locura, apetito de sexo desenfrenado. Besos en el cuello, mas abajo, allí, quedate allí un ratito. Una mordida cada pezón y un torrente vaginal se hace presente. Listisima! Entra! Ella ruega que la penetre ya, pero solo en su mente. Pero todavía no es tiempo. Y ella en su locura baja no quiere hacer mas que complacerlo, volverlo loco...Y poco a poco mientras baja en su cuerpo a besos, lo logra. Y llega. Succiona, chupa, adentro y afuera, manjar de dioses aquello. El gime y ella se toca. Está tan duro, tan listo! Y solo para mi! Su locura es la de ella. Estos cuerpos no dan una mas. El la tira en la cama y la penetra con fuerza, mientras ella grita de placer. Despacio y luego rápido, su sexo empapado y el esperando sentirla correrse para poder darle un fin de locura a todo esto. Entre mas grita ella, mas difícil es la espera. Pero todavía falta, y el sale dejándola volverse loca a punto de llegar a ese orgasmo tan rico que sentía venir. Y sorpresa! Todavía falta que el baje lentamente y de una buena lamida a ese clítoris empapado. Arriba, abajo, chupando poquito a poquito sin dejar que esta desconocida termine lo que había empezado. Los gritos se hacen mas fuertes. Por un momento los dos recuerdan que el hotel no es solo suyo. Por un momento nada mas, y a los dos segundos eso ya no importa, porque a punto de venirse el deja de chupar y la penetra con fuerza de nuevo. Esta vez no para, gimen, gritan, se toman del pelo y se clavan las uñas. El toma en sus manos ese buen culo y mientras le da unas buenas nalgadas, ella se corre, todita, por completo, sintiendo ese orgasmo tomarse su tiempo en llegar. El gemido como de una perra en celo, pero si, lo es, es SU perra en celo, por lo menos ahora, esta noche. Y el, con ella, se deja venir. Termina con su culo en las manos, apretándolo y acabando hasta que no queda una gota de ese manjar. Y los dos completamente agotados, destrozados, despeinados, saciados, felices.

Dos minutos después, al volver en si, ella se acuesta y el, en un feliz desastre, se deja caer también. Dos completos desconocidos. Son las tres de la mañana ya, el la toma en sus brazos y la acurruca contra su pecho. Que gran error! Y los dos se quedan dormidos.


A la mañana siguiente, sin los tragos,  con mentes lúcidas y un buen dolor de cabeza, los completos desconocidos despiertan. Ella, apenada, toma sus cosas, asegurándole que esto no es algo que ella haga frecuentemente, como todas, y con la cabeza gacha, se va. El, habiendo pasado por esto ya varias veces en todos sus viajes, la trata con mucho cariño y afecto, y en ese segundo ella está confundida. El sexo, la acurrucada, los buenos modales e interés genuinos de aquel extranjero la confunden. Pero no dice nada. Ha de ser el alcohol. Intercambian número, correo o facebook, lo que mejor les parezca.

Sale de la habitación y el camino a casa es una tortura llena de frases que repican en su cabeza como "lo volviste a hacer", " que te pasa", "prometiste que ya no lo harías", combinadas con las frases que por tanto tiempo creció escuchando hasta el cansancio "eso no es de una muchacha decente", "los extranjeros solo vienen y van, nunca buscan nada en serio"... Llama a esa amiga que siempre la hace sentir mejor.

Ella regresa a su casa. Toma un baño, un largo baño, de esos que aparentan quitar lo sucio hasta del alma.

Y lo extraña. Repasa cada momento de la noche, cada palabra, cada mirada, cada movimiento de sus dedos en su cuerpo, cada beso, cada cosa que compartieron juntos de esa noche entera, ese orgasmo...

 Y llora. Y le habla, el contesta. Es muy amable. Unas semanas mas, y espera que ésta vez, si sea amor, de esos que comienzan en una noche de copas, y solo pasan en películas de Hollywood.

Pero no lo es. Y llora. Y no deja de llorar. Tanto sexo, tanto pudor, tantas lágrimas.


miércoles, 4 de diciembre de 2013

Una noche

Lo conocí por medio de amigos en común. Nos presentaron con la esperanza de un "clic".

Cuando lo vi pensé solo una cosa: No era lo que esperaba. Durante la reunión se puso de pie a mi lado y no pude evitar sonreír al ver que el tipo y yo casábamos perfectamente bien de pie. El tamaño perfecto, eso casi no se me da.

No sabía absolutamente nada de este hombre. Lo único que sabía era que era el amigo del esposo de mi amiga. Desde que lo vi de pie a mi lado fue difícil no dejar de verlo, a ese misterioso de buen porte que apenas conocía.

Después de su discurso descubrí otros talentos escondidos: era cómico. Seguramente reímos en cada oración que dijo esa noche enfrente de todos. Me vuelvo tan fácil de conversar cuando veo que alguien puede hacerme reír. Al terminar su discurso se sentó justo a la par mía, perfectos desconocidos siendo presentados en ese momento. La cara de picardía en nuestros amigos no pasó desapercibida.

Hablamos por lo que se sintieron horas, de la vida, las carreras, los sueños y metas, del trabajo y los amigos,  del país, de la comida, de historias de los dos amigos en común. Parecía tan fácil hablarle, como a un conocido de años. Bailamos. El momento en que me puse de pie, dejó allí su comida casi completa, se puso de pie conmigo para bailar. No pude evitar sonreír cuando escuché a una de mis amigas decir "punto para el!". Y bailamos, por horas. Pasitos por aquí, pasitos por allá, roces por un lado o el otro. Era solo risas y baile. Diversión total, fotos, vueltas y vueltas en la pista, miradas coquetas... el tiempo estaba pasando demasiado rápido.

Nos despegamos un rato pero sabía que deseaba volver tanto como yo deseaba que volviera. Y lo hizo. El grupo empezó a levantar bolas de fiestas después de media noche y nosotros allí, al ver que no se decidían, solo nos vimos y corrimos el ritmo de un "VAMONOS!", solo los dos.

Fuimos al auto. Y escapamos de toda esa gente. Fuimos al bar a seguir bailando, pero cada baile era mas cercano, cada movimiento me acercaba mas a su pelo, a su boca, a su cuerpo. Y de sorpresa, nada mas así, me besó. Y me besó y me siguió besando. Y ese beso era el beso que hace tanto esperaba, no por amor, sino por puro deseo de un beso rico, despacioso, con pasión y sentimiento. Un beso que me hizo sentir deseada, de esos besos que fácilmente pueden pasar por besos de amor, pero no lo son.

Y no pude resistirme. Lo besé hasta que quise. Sin jugar juegos estúpidos le dije cuánto sus besos me encantaban, que siguiera haciéndolo, que cuánta falta me hacían. La noche se acabó y después de caminar un poco mas llegamos a su hotel. Sabía que entrar me llevaría a mas que a besos, y me fui. Sin saber si volvería a verlo o no. Sabía que su tiempo era corto pero no sabía cuanto.

Luego nos vimos mas. Mas coqueteo, mas abrazos y besos. Fuimos a hacer diferentes diligencias. Cenamos en uno de mis lugares favoritos y me encantó ver como disfrutaba cada bocado. Me preocupaba que cada vez que abría la boca lo hacía nada mas para gustarme mas. Era tan talentoso! Besar no era su única habilidad.

Llegamos a su hotel... Una noche casi perfecta nos acompañó. Pero el se encargó de agregarle unas manos hermosas, suaves, grandes, de esas que cuando te toman sabes que te van perfecto. Unos besos que fácil podrían convencerte que te quieren cuando no, pero te dicen que te desean y no desean parar. Unas manos que se mueven al ritmo de sus besos en tu cintura y en tus caderas y apenas se controlan por no bajar mas. Y una mirada... tierna y dulce. Como la de los viajeros, pero mas. Puede que el necesitara esos besos tanto como yo. Estamos de pie en el balcón viendo lo bella que esta noche se ha vestido en la ciudad. Se ha adornado de luces de colores, de rincones oscuros y un aire que huele a ansiedad, a esperanza, a dudas y emoción. Me toma de la mano, doy una vuelta y me veo enredada en su cuerpo. De pie nada mas, viendo la noche en sus brazos.

Y esa noche, en sus brazos decido quedarme. Hace frío. La TV está allí esperando ser vista y nosotros ignorando cada cosa que pasa, mejor ponemos algo de música. Y allí quedamos...besándonos y platicando de la vida, de estupideces, de los vicios, de libros,  la música y el amor... casi hasta el amanecer, pero sin importarnos  si dormimos o no porque sabemos que al amanecer llegará la despedida. Queremos aprovechar la noche porque seguramente no tendremos otra y ninguno de los dos quisiera que esta noche acabe. Y es obvio. Estamos allí ya, abrazados, con un cansancio pesado, pero no queremos dormir, solo hablar, y besarnos.

Al fin y al cabo caemos dormidos. Y siento sus grandes brazos y manos rodeando mi cuerpo, casi como diciéndome que están muy cómodos allí.

A la mañana siguiente los besos de buenos días se hacen presentes. Y me hundo, no puedo mas... y de tanto beso la pasión que crece y hacemos el amor, porque así se dice, pero en realidad no es mas que sexo. Del rápido. Nos están esperando. Hace mucho tiempo no lo hacía, porque el? Mas preguntas, ducha, vestido, empacar y los siguientes 5 minutos se van. Salimos del cuarto y sabemos que es hora...


Y nos damos ese último beso, de esos besos a los que me he vuelto adicta en tan solo horas, de esos ojos que quisiera seguir viendo solo para descubrir si ese magnetismo se debe solo a sus besos a también a el, todo. Tomo esa manos que me han hecho sentir tan suya, pero soy de nadie.

Y se va. Y se acaba. Y en horas nada mas, yo vuelvo a ser otra. Esa otra que ha olvidado lo que hace unos días la venia molestando, lo que hace meses estaba añorando. Esa que por tanto tiempo se estuvo cuidando. Este descuido, delicioso descuido.

Todo, por un amor de una noche, que no fue amor.

Después de todo, los amores de una noche te dejan tan llena como vacía.